Collarín cervical

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El collarín cervical

El collarín cervical forma parte de la gran familia de la inmovilización médica; limita los movimientos del cuello y alivia eficazmente el dolor provocado por un esguince leve, una neuralgia cervicobraquial o un tortícolis agudo. Su función principal es mantener la curvatura fisiológica de las vértebras cervicales, permitiendo al paciente continuar con sus actividades esenciales.

Diseñado con espuma de doble densidad, este modelo semirrígido combina una capa firme que estabiliza la columna y una capa más suave que se adapta a la piel sin crear puntos de presión. El cierre autoadherente, discreto y plano, evita cualquier sobreespesor a la altura del mentón, permitiendo un uso prolongado, incluso durante la noche, cuando los músculos necesitan especialmente relajarse.

Collarín cervical para aliviar y prevenir dolores asociados

Los traumatismos cervicales son frecuentes tras un latigazo cervical o un golpe deportivo. Cuando el dolor se extiende hacia la parte superior de la espalda, el médico puede recomendar además el uso de una ortesis o faja lumbar: al mantener la zona dorsal, se limita la compensación postural que a menudo agrava la contractura del trapecio.

Sin embargo, el reposo del cuello no debe significar inactividad total. Tras la fase de inmovilización, algunas sesiones de rehabilitación y estiramientos suaves favorecen la recuperación de la movilidad articular.

Indicado para neuralgias cervicobraquiales

Cuando la compresión de una raíz nerviosa provoca dolor que irradia hacia el hombro y el brazo, el collarín cervical reduce la tracción ejercida sobre el plexo. Con el mismo objetivo de descarga, puede recomendarse un simple vendaje de sujeción para sostener el hombro dolorido durante la fase aguda. Esta sinergia permite reducir el uso de analgésicos y acelera el regreso a las actividades cotidianas.

Precauciones en el uso del collarín de inmovilización

El uso del collarín cervical suele limitarse a entre diez y veinte días; más allá de este periodo, la inactividad prolongada puede provocar atrofia muscular. El profesional de salud determinará la duración exacta del tratamiento, a veces acompañado de sesiones de fisioterapia o aplicaciones de calor en la zona contracturada. Cualquier agravamiento de los síntomas neurológicos (hormigueo, debilidad muscular) requiere la suspensión inmediata del uso de la ortesis y una consulta médica urgente.

Para retirar el collarín de forma segura y pasar a los ejercicios de movilización, algunos pacientes deben proteger una lesión asociada del miembro superior; en ese caso, una férula ligera puede estabilizar la muñeca o el codo, permitiendo liberar progresivamente el cuello sin forzar los músculos aún debilitados.